... yo tenía 16 años y empecé el árduo proceso de selección para ser estudiante de intercambio a través de una ONG llamada AFS Programas Interculturales. Porque lo hice, no se. Destiny.
Hete aquí que despues de un exámen de cultura gral., entrevistas individuales, grupales, fliares y no se que; quedé seleccionada.
Y aunque yo pedí ir a otro lado totalemente distinto, por diversas complicaciones de la vida, terminé yendo a vivir a USA por un año. En Montana. Un estado al norte. En el medio de las rocallosas (Rocky mountains, o sea la continuacion norte de los andes...). Muy bello. Muy distinto. Mucho frío, mucha nieve (mucho esqui...).
Viví con una familia que no es la tipo yanqui...teniendo en cuenta que la madre es inglesa y el nivel cultural (egresados de Harvard, Cambridge y Yale) mas bien superior a la media.
Fue un año que en muchos sentidos me cambio la vida. Hubo un antes y un despues. No solo porque me enseño que no todos los yanquis son unos opas ignorantes (aunque el 80% sí), sino porque me abrió la cabeza y me enseño esa experiencia a mirar al mundo de otra manera. Me despertó la curiosidad. Amen de armarme de una autoestima insuperable...si me puedo graduar con honores de un colegio en otro idioma...me llevo el mundo por delante (pensaba yo en mis tiernos años...).
Como mínimo me enseño que ninguna cultura es mejor que la otra, son todas diferentes. Todas tienen lo bueno y lo malo. Y que sería buenísimo que todos aprendamos de todos... pero bueno, con utopías a otros lados.
Cuestión que ésta semana pasada, después de 10 años, los volví a ver y de (pseudo)local en Buenos Aires.
Y me lleno de un no-se-que darme cuenta que con esa familia que yo llamo mía, seguimos teniendo el mismo grado de confianza y cariño mutuo.
Que seguimos estando todos presentes en la vidas de todos mas allá del tiempo y las distancias. Y que seguimos aprendiendo los unos de los otros partiendo de la base de que todos tenemos algo para enseñarle al otro, sin soberbia.
Saber que mi viejo yanqui esta que se muda a vivir a Canadá ( o lo mata a Bush), fue algo que me esperaba dada su condición de liberales, pero fue bueno que me la hallan confirmado.
Para mi viejo yanqui, John, los mejores inventos argentinos: las empanadas de carne picante, el vino Luigi Bosca y la siesta.
Para mamá Rosemary: la feria del libro, Cortazar y la humita.
Para mis hermanitas Fiona, Moira y Julia (ya de entre 27 y 21): los hombres!
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