Otoño

No les pasa de vez en cuando que tienen uno de esos días armoniosos en que con emoción les dan ganas de gritar "la puta que vale la pena estar vivo!". No voy a decir diariamente porque, a quien queremos joder... el trajin, la vida en si... pero de vez en cuando hay uno de esos días en que por un momento, casi un instante miras a tu alrededor y decis...sí, soy feliz.

Ayer fue uno de esos días. El muppet durmió hasta la 6am, lo trajimos a la cama nuestra se tomo una mamadera y dormimos todos hasta las 10am! (el que me quiera salir con alguna advertencia cataclismica sobre el baby durmiendo con nosotros y como le vamos a cagar la vida, se va con las quejas a hablar con Jime, Lic. en maternidad y sus vicios). Durmiendo esa cantidad de horas uno ya se levanta sabiendo que va a ser un gran día (sobre todo si es la primera vez en casi 2 años).

Sol... calorcito. Hermoso día otoñal. Domingo, asi que el barrio en calma. Ves a los vecinos paseando a los perros, olor a comida rica en el aire.

Con ese espíritu me dedique a hacer algo con el medio millón de avellanas que tenemos para consumir gracias al árbol del fondo que está con la producción descontrolada y no para de tirar frutos (lo cual explica porque se ha incrementado la cantidad de bichos que nos vienen a "visitar" ). A pelarlas una por una para llegar a 250gr para hacer galletitas de avellanas. Cuando ya estaba en 210gr me re pudri porque hacia dos horas que estaba con eso asi que decidí cambiar las cantidades un poco. Ya que estaba en la cocina me puse a cocinar morrones (de producción propia) para conservarlos. El olor a la piel quemada del morrón, es feo, pero me hizo acordar a la cocina de mi vieja que, no es que huela feo, pero ella cada dos por tres se pone a hacer lo mismo con los morrones, porque creo les tiene bronca no se. Eso si, morrones con pimientita, orégano, sobre una tostadita...como hace ella y como hice yo ayer... que delicia, eso nunca falta.

Los hombres me dejaron cocinando y se fueron a caminar por el barrio. Lo que permitió que yo pusiera música al taco y cantara sin que nadie se me ria o pidiera que por el amor de Zeus deje de aullar. Cuando volvieron los hombres (padre, hijo y perro), me dejaron en la cocina una bolsa ASI de grande de castañas...que me hizo acordar que el año pasado, en esta misma época, mis padres andaban por estas zonas del mundo de visita...acababa de nacer Seba. Y mi viejo volvió un día con castañas tambien y las preparo asi calentitas y me convidaba mientras que yo le daba de comer al -entonces pequeño- baby mio. Ayer, cuando las preparaba yo y me quemaba los dedos, porque hay que pelarlas cuando estan calientes, me preguntaba de que estaran hechas las manos de mi viejo que no se quemaba...o será que viene haciendo eso de calentar castañas desde que era un benjamin correteando con pantalones cortos?

Que lindos los días de otoño con castañas, avellanas, café, galletitas, picnic de cosas ricas en el césped de uno. Hasta tiempo para leer tuve! Corretear y reir hasta que te duele la panza y te parece que te vas a pishar encima y llegar a la noche cansado pero no del trajin de la ciudad, trabajo...no, cansado de haber jugado con tu hijo como si fueras un chico tambien, pegajoso de los lenguetazos del perro...hasta eso me banque!.

Estos días asi, que por ahí pasan muy de vez en cuando porque uno se pierde creandose problemas porque trata de alcanzar los niveles de locura de la sociedad en general, esos días especiales son los que a mi me dicen...epa... estamos bien. Hoy fuimos felices. En esencia, somos felices. Suena a película del canal Hallmark, me falta la música melosa. Pero es asi.

Por una milésima de segundo, mientras que metía las manos en la mezcla de harina, avellanas, huevo y azúcar; escuchaba a Erik tallando en madera mientras que Seba y Olaf merodeaban por el patio...en esa milésima de segundo, efímero instante en el tiempo creo... creo que descubrí que es para mi, ser feliz. Y lo descubrí porque lo estaba viviendo.

La cantidad de avellanas disminuyeron. Ahora tengo galletitas como para alimentar a un regimiento.